miércoles, 11 de abril de 2012

Caperusita


Erase una vez una niña un tanto generosa en carnes y muy espabilada, que realmente no era tan niña, entre sus piernas una selva frondosa muy oscura pero se comportaba como tal. Su vida era bastante aburrida socialmente, su única diversión era ir a visitar a su abuelita que vivía al otro lado del bosque, donde permanecía algo enferma en un lecho de muelles.
Cruzar la zona del bosque era muy peligroso debido al tipo de fauna que por allí habitaba, desde serpientes hasta lobos, e incluso pajarracos. Había un bicho en concreto, un vivaracho lobo feroz, que llevaba tiempo vigilándola cuando pasaba se ponía totalmente cardiaco y obnubilado por las bellezas mamaria de la chica que las tenía muy desarrolladas. Al lobo le volvían loco las delanteras bien crecidas que tenia caperucita, así que en una tarde de sobrecarga testicular, la asaltó mientras atravesada las verdes y arboladas zonas con su cesta y su capa roja.
Con la excusa de informarse sobre lo que llevaba en el cesto para la abuelita, le ofreció un poco de su salami de carne prensada y cruda que tenia entre las piernas, a lo que ella accedió con inocencia. No pareció disgustarle, pero ese día le basto con una mamada tras ello, dejo que prosiguiera con su camino y cada cual se fue por su lado.
El astuto y audaz lobo se fue corriendo dando una vuelta a casa de la abuela para hacerle el favor y que dejara de sufrir, como ella tanto tiempo llevaba deseando, así que se la zampó y se quedó esperando metido en la cama a que llegase la súper buenorra caperucita..
Caperucita no tardó en percatarse de que lo que había bajo las mantas no era su abuela, sino el lobo que acababa de darle una muestra de su embutido. Pero en vez de comérsela el lobo a ella, fue ella quien continuó con la comida no finalizada hacia un rato en el bosque.
Como curiosona que era, atisbó por entre las ropas de la cama algo que se movía y abultaba, era la pija del lobo. Caperucita muy entusiasmada y un poco confundida pero interesada por la novedad y muy excitada, fue desvirgada a cuatro patas por el lobo en la rechinante cama de su ya difunta abuela. No perdía de vista el salami que más tarde se empotrada hasta las pelotas en su virgen rajita, el lobo solo imaginaba metérsela en el poco dilatado ano de caperucita y eso le puso de mala leche. Así que consumó su rabia en ese mismo momento le dijo que dejara la cestita sobre un tonel y remangando su faldita hasta la cintura, y bajando las braguitas hasta las rodillas, la monto por detrás restregando su muy empalmado salami contra el culito y la rajita virgen de caperucita. Falló al primer envite pero haciendo puntería, atinó a colocársela entre los labios mayores (tan nuevecitos). La punta de su salami se introdujo como un rayo en los jugosos interiores de Caperucita Entró el salami primero por la vía trasera de la encaperuzada niñita. Para guardar el equilibrio, se agarró a las sobresalientes patas de la cama. El lobo aprovecho para perforar sus dos conductos primero uno y después el otro, la muchacha pronto alcanzó las mieles del orgasmo, a la vez que el lobo se pegaba una corrida de órdago. Este último para volver a ponérsela dura y seguir con la faena, tuvo que ayudar a la naturaleza masajeándose el mismo los colgantes atributos de entre sus piernas. Caperucita aprovecho para echar a correr, con las faldas levantadas y las bragas en los talones. Por sus blancos muslos chorreaba aun el liquidillo espeso del esperma lobil. Con su rostro arrebolado y sus tetas puntiagudas desaliñadas estaba bellísima. Su clítoris aún le palpitaba por los arreglos linguales del lobo. El trasero le ardía, todavía abierto por el grosor del salami y la batalla contra el lobo para no ser perforado, cosa que no pudo evitar.

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