jueves, 12 de abril de 2012

SEGUNDO ENCUENTRO FOGOZO CON TOÑI..



Habían transcurrido más de dos meses desde la primera vez que me había acostado con Antonia o toñi como le gustaba que la llamara. En esa época para mí el sexo era algo que necesitaba, me gustaba masturbarme cuando no tenía alguna niñata a mi alcance. Aunque lo que mas me gustaba era hacerlo con las casadas insatisfechas.
Aun me costaba sacarme de la cabeza la gran tarde que pase con ella en el hotel de la autopista, cuando salía de mi casa y veía a Toñi casi siempre la saludaba de lejos ella a veces no correspondía por miedo a que alguien del barrio pudiera sospechar, y seguía mi camino sin más preámbulos Yo solía caminar como unos doscientos metros hacia la parada del bus todos los días para ir al trabajo, pero para mi desgracia el invierno estaba empezando y más de una vez me había tocado caminar en plena lluvia. Una mañana especialmente tormentosa, salía de mi casa y para mi sorpresa Toñi se encontraba en la parada porque tenía que bajar a Barcelona a unos recados. Nos sentamos juntos y en el transcurso del viaje solo hablamos de cosas superficiales, como me iba en el trabajo, cómo le iba a ella en la casa y con los niños etc.
Toñi estaba casada y tenia dos niños de corta edad, según me contó se había quedado embarazada con 17 años y tuvieron que casarse aunque como también me confesó no amaba a el que era su marido.
A veces el silencio era algo incomodo, le pregunté porque me había estado evitando, si le había hecho algo que pudiera haberle sentado mal. Ella se puso muy nerviosa, no podía mirarme porque según me dijo cada vez que lo hacia recordaba aquel día. No te he estado evitando, simplemente ando algo ocupada y distraída por cosas de la casa y el Cole de los niños me dijo sin mirarme a los ojos, y para mi sorpresa respondió El viernes mi marido no volverá hasta muy tarde hacen una fiesta la empresa y van todos a cenar, le respondí que si era cierto que no me estaba evitando, entonces podríamos vernos no?

En ese momento llegamos a la parada donde nos bajábamos los dos, era la parada de la estación de tren, íbamos en sentido inverso así que teníamos que despedirnos. Me contestó que sí, nos bajamos del bus y antes de entrar en la estación cuando no nos veía nadie la atraje hacia mí y le di un beso en la boca y le dije que la esperaría el viernes en el mismo sitio de la otra vez.
Sinceramente no sabia que pensar, aunque estaba seguro que ella quería volver a tener sexo conmigo y eso por un lado me asustaba por miedo a engancharme y a la vez despertaba en mi cierta curiosidad y morbo.
Al llegar el viernes ella llegó bien arreglada, con un vestido corto negro no con el objetivo de provocar a alguien, sino de estar atractiva para mí.

Habíamos entrado en una disco a toma una copa y relajarnos antes de irnos al hotel estábamos bailando muy apegados, ella tenia sus manos sobre su cuello y recostada en mi hombro. Al otro de la sala en un sofá había una pareja que estaba besándose muy apasionadamente, yo solo los veía, el chico le tenia metida la mano en el escote y le acariciaba el pecho sin pensar en que había gente a su alrededor, al rato la chica tomo la mano de aquel chico y la deslizo suavemente, desde su pecho bajo por su vientre luego la hizo pasear por sus muslos hasta finalmente llevarlas entre sus piernas.
Ver eso me encendió por completo me hizo desear ser yo ese chico que de seguro tendría una noche muy placentera, no se si seria por los efectos del alcohol pero sin quitar aquella escena de mi mente, empecé a mover mi cuerpo mas sensualmente y restregarle a Toñi mi erección entre sus piernas, ella levanto la mirada y me sonrío picadamente apretándose para sentirla bien.
Salimos de la disco y pusimos rumbo hacia el hotel. Tardamos unos veinte minutos en llegar, en la parte de atrás del taxi que nos llevaba nos íbamos besando mientras el taxista nos observaba con el rabillo del ojo.

Subimos a la segunda planta donde nos habían dado la habitación, ya dentro Toñi Al entrar, Toñi simplemente cerro con llave la puerta, se quito su jersey y el sujetador, me dio un beso lleno de pasión y me aprisiono contra su bien formado cuerpo, a comparación de el mío ella era delgada y algo pequeña, por lo que era como una muñeca que no podía defenderse fácilmente de semejante macho.
Me acorralo contra la puerta, podía ver su cuerpo reflejado en un espejo, su piel estaba muy caliente, su respiración era entre cortada y su miraba estaba llena de aquel morbo que sabia que la mía también reflejaba.
Dio rienda suelta a su fogosidad y seguidamente ayudando a quitarme la ropa.
Ya estirados en la cama, en sus braguitas blancas se notaba la excitación de su sexo, mi slip a punto de reventar de la tremenda erección que tenía.
Lentamente ella se giró, dándome la espalda, mis manos rodearon su cintura. Su culo estaba rozando el bulto de mi slip.
--Nena que haces? le dije al oído con voz de lujuria.
-- Yo nada me respondió.
Simplemente continuó haciéndolo lenta y suavemente, podía sentir como mi bulto se levantaba y se ponía cada vez duro.
En eso subí mis manos y acariciaba los pechos de aquella chica que me volvía loco con su bien formado cuerpo, yo no lo podía entender, me había follado a muchas mujeres bastante mas buenas de cuerpo que ella pero Toñi tenia algo que con las demás no sentía deseaba, quería sentir mi pene dentro de su raja una vez mas, mi cuerpo lo pedía, mi mente lo deseaba con ansias.
Cuando no pude resistía más la tentación le di la vuelta y baje sus braguitas, mientras lo hacia ella liberaba mi pene de los slip, el pene salto como un resorte apretándose sobre su vientre, ella dejo escapar un suspiro al sentir la punta caliente rozar sus cuerpo, con una de sus manos la condujo sigilosamente hacia su sexo mientras me susurraba al oído.
--Tienes la polla más grande y más dura del mundo.
--Me vuelve loca.
--Métemela toda, quiero sentirla como me llena.
Mientras me besaba sus manos paseaban por todo mi cuerpo, iban desde mi cuello, por mis brazos, mi cintura, mis piernas y posteriormente a mi pene y mis testículos, le encantaba cogerlos en su pequeña manita y ami me encendía sentirla.
Con una de mis manos estrujaba fuertemente sus senos, y la otra estaba entre sus piernas y fue lentamente introduciéndose por entre la braguita hasta llegar a sentir en mis dedos la humedad de su depilado sexo.

Con mis dedos apretaba su clítoris lo que hacia que soltara pequeños gemidos de placer.
Cada vez sus besos eran más apasionados, esa chica ya estaba demasiado caliente.

Y eso la hacia sacar toda su alma de perrita que tenía dentro. Le volví a dar la vuelta, de modo que su cara quedaba de frente a la pared, mis manos no tenían control, una bajo la fina tela de su braguita y la otra subía a sus pequeños senos y las empecé a estrujar muy fuertemente mientras lamia su cuello.
Ella no me quería quedarse atrás, volvía a apoyar su culo contra mi pene y a menearse de tal forma que lo masturbaba. Ella lanzó un pequeño gemido de placer y sin despegarse de mi, arrebato lo que nos quedaba de ropa, quedándonos completamente desnuda los dos. Ella quería ya que la penetrara pero esta vez decidí que quien dominaría la situación seria yo.

Entre uno que otro gemido. La sujete por la cintura y la estiré en la cama. Has hecho un buen trabajo ahora me toca a mi. Le dije mientras abría sus piernas y metía mi cabeza entre ellas, mi lengua buscó la entrada de su coño. Lo que hizo que soltara un gemido. De vez en cuando le daba pequeños mordiscos en el clítoris lo que hacia que se le erizara el vello de su cuerpo, metía uno o dos dedos dentro de su coñito apretando hacia arriba hasta encontrar ese punto que las vuelve locas. (G)
La estaba volviendo loca con la comida de coño que le estaba dando. En eso sentí que le llegaba el primero orgasmo de esa tarde, pero estaba seguro que vendrían muchos más.
Esta vez lo haremos de una forma distinta perrita le dije. Deje de comerle el coñito, me estire colocándome a su lado, ella entendió inmediatamente lo que quería y aunque tenia algo de recelo se incorporó y empezó a lamer la punta del pene que tanto le gustaba.
Intentaba metérselo en la boca pero no le cabía todo, así que le daba un par de chupadas, luego lo sacaba y lo lamia por todas partes llegando hasta los testículos.
Yo estaba disfrutando y para que decir que ella también lo hacía. En una de las veces que se la metía en la boca tomé su cabeza con las dos manos y se lo introduje hasta casi su garganta, ella lo chupaba como si fuera una golosina hasta hacerme correr en su boca, casi no podia respirar por lo que no le quedo más remedio que tragarse todo el semen. Después de eso quedó rendida, nos recostamos y le dije que le Daria un ultimo regalo, que seria el mayor de sus orgasmos. Le di un par de indicaciones y lo siguiente que hice fue meter dos dedos dentro de su coñito apoyando la palma de la otra mano en su clítoris.
Empecé a moverlos de tal forma que la encendí de nuevo pero esta vez no podia controlar su cuerpo, ni la cantidad de pensamientos morbosos que le venían a la mente.
Al sentir mis dedos presionaren su punto G empezó a lanzar gemidos muy fuertes, estoy seguro que jamás había sentido tal nivel de placer. Eran gemidos mezclados con gritos de placer, no paso mucho tiempo hasta que se corrió y su cuerpo se lleno de espasmos y la sensación que tenia dentro según me contó eran incomparables a cualquier otro orgasmo de los que había tenido.
La empujé hacia atrás poniéndola de espaldas en la cama, me puse de rodillas entre sus piernas para que no pudiera moverse con facilidad y con mi pene empecé a rozarle entre los labios de su coñito mientras la besaba. Pero que perrito más malo te has vuelto cabroncete, me susurraba al oído mientras yo solo le sonreía lujuriosamente dándole golpecitos con mi pene en la entrada de su rajita.
Seguía con los roces y para tentarla aun más empecé a tocarme como si me masturbara frente a ella. Primero el pene y poco a poco baje hasta los testículos que ya estaba muy duros. Empecé a masturbarme y lo que más me excitaba era la cara que Toñi tenía se mordía los labios y se apretujaba los pechos con una mano y con la otra movía los dedos en circulo alrededor de su clítoris con sus ojitos medio cerrados.
Tome mi pene bien duro y poco a poco lo empecé a meter dentro de su estrecho coñito. Ufff... pero que bien me sentía primero un poco, y lo sacaba, luego hasta la mitad y lo sacaba y así hasta meterlo todo dentro de de su rajita y sentir como los testículos rozaban entre sus ingles. He de admitir que igual le dolió un poco pero no tanto como la primera vez, ahora había mucho más placer y lujuria que antes y el camino ya estaba allanado.
Una vez la tenia toda dentro de su coñito empecé a cabalgarla lentamente. Huyyy, pero que bien te mueves nene, me decía, tomé sus piernas, las levanté y las puse a la altura de su cintura. Y como la otra vez lo ya lo había hecho, la penetré sin previo aviso de un solo golpe. Mis movimientos del mete y saca eran tan fuertes que ella casi no podia decir nada, solo podia gemir y lanzar uno que otro grito ahogado, lo cual me encendía mas y mas hasta que no pude contenerme y descargue de nuevo borbotones de leche caliente, esta vez en el fondo de sus entrañas.
Espero les haya gustado este relato

miércoles, 11 de abril de 2012

Caperusita


Erase una vez una niña un tanto generosa en carnes y muy espabilada, que realmente no era tan niña, entre sus piernas una selva frondosa muy oscura pero se comportaba como tal. Su vida era bastante aburrida socialmente, su única diversión era ir a visitar a su abuelita que vivía al otro lado del bosque, donde permanecía algo enferma en un lecho de muelles.
Cruzar la zona del bosque era muy peligroso debido al tipo de fauna que por allí habitaba, desde serpientes hasta lobos, e incluso pajarracos. Había un bicho en concreto, un vivaracho lobo feroz, que llevaba tiempo vigilándola cuando pasaba se ponía totalmente cardiaco y obnubilado por las bellezas mamaria de la chica que las tenía muy desarrolladas. Al lobo le volvían loco las delanteras bien crecidas que tenia caperucita, así que en una tarde de sobrecarga testicular, la asaltó mientras atravesada las verdes y arboladas zonas con su cesta y su capa roja.
Con la excusa de informarse sobre lo que llevaba en el cesto para la abuelita, le ofreció un poco de su salami de carne prensada y cruda que tenia entre las piernas, a lo que ella accedió con inocencia. No pareció disgustarle, pero ese día le basto con una mamada tras ello, dejo que prosiguiera con su camino y cada cual se fue por su lado.
El astuto y audaz lobo se fue corriendo dando una vuelta a casa de la abuela para hacerle el favor y que dejara de sufrir, como ella tanto tiempo llevaba deseando, así que se la zampó y se quedó esperando metido en la cama a que llegase la súper buenorra caperucita..
Caperucita no tardó en percatarse de que lo que había bajo las mantas no era su abuela, sino el lobo que acababa de darle una muestra de su embutido. Pero en vez de comérsela el lobo a ella, fue ella quien continuó con la comida no finalizada hacia un rato en el bosque.
Como curiosona que era, atisbó por entre las ropas de la cama algo que se movía y abultaba, era la pija del lobo. Caperucita muy entusiasmada y un poco confundida pero interesada por la novedad y muy excitada, fue desvirgada a cuatro patas por el lobo en la rechinante cama de su ya difunta abuela. No perdía de vista el salami que más tarde se empotrada hasta las pelotas en su virgen rajita, el lobo solo imaginaba metérsela en el poco dilatado ano de caperucita y eso le puso de mala leche. Así que consumó su rabia en ese mismo momento le dijo que dejara la cestita sobre un tonel y remangando su faldita hasta la cintura, y bajando las braguitas hasta las rodillas, la monto por detrás restregando su muy empalmado salami contra el culito y la rajita virgen de caperucita. Falló al primer envite pero haciendo puntería, atinó a colocársela entre los labios mayores (tan nuevecitos). La punta de su salami se introdujo como un rayo en los jugosos interiores de Caperucita Entró el salami primero por la vía trasera de la encaperuzada niñita. Para guardar el equilibrio, se agarró a las sobresalientes patas de la cama. El lobo aprovecho para perforar sus dos conductos primero uno y después el otro, la muchacha pronto alcanzó las mieles del orgasmo, a la vez que el lobo se pegaba una corrida de órdago. Este último para volver a ponérsela dura y seguir con la faena, tuvo que ayudar a la naturaleza masajeándose el mismo los colgantes atributos de entre sus piernas. Caperucita aprovecho para echar a correr, con las faldas levantadas y las bragas en los talones. Por sus blancos muslos chorreaba aun el liquidillo espeso del esperma lobil. Con su rostro arrebolado y sus tetas puntiagudas desaliñadas estaba bellísima. Su clítoris aún le palpitaba por los arreglos linguales del lobo. El trasero le ardía, todavía abierto por el grosor del salami y la batalla contra el lobo para no ser perforado, cosa que no pudo evitar.